¿No os ha pasado que al terminar una carrera decís: «Ésta no la vuelvo a correr en mi vida»? A mí sí, y concretamente, cinco veces con la media maratón de Fuencarral-El Pardo.
Como el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, este mes de febrero estaba ahí, en la calle de Nuestra Señora de Valverde, a las 9, con un frío que pelaba. Y es que, para mí, ésta es la madre de las medias maratones. Suele tener bajas temperaturas (algún año hielo o nieve), paisaje variado (desde zonas urbanas a recorrer el monte de El Pardo) y, cómo no, un trayecto de los más exigente, fácil al principio y severo en la segunda mitad de la carrera.
El jueves me había acercado a recoger el dorsal. Aparqué donde siempre (a ver, después de tantas veces, uno ya se conoce el sitio) y quedamos en la salida para entregar a Kike el suyo. Rubén, otro compi que también iba a participar, nos escribió que se había dejado el dorsal, así que tuvo que volver a su casa y luego regresar (finalmente lo tenía en la mochila). Mientras los esperaba, divisé a mi tío y mi prima, nos saludamos y, a media charla, aparecieron Rubén y Kike. Además, también vino Azahar con su bicicleta, que nos acompañó a lo largo del recorrido y en ciertos puntos, nos hizo algunas fotos. ¡Y encima nos saca guapos! ¡Qué merito!
Sólo nos faltaba Carmen. Una vez que estuvo con nosotros, el equipo ya estaba formado. Rubén quería hacer marca e iba a salir como alma que llevara el diablo. Nosotros, que no somos tan valientes, por nuestra parte empezamos tranquilos, siendo conscientes que el primer tramo es favorable y que, a partir del kilómetro 12, la cosa se complica sobremanera.
Si hay una frase que se escucha constantemente al principio es «reservar, que luego llega lo duro». Comenzamos con una subida por la calle de Nuestra Señora de Valverde (lugar después de la meta, en ese instante aún no estaba montada) para después, atravesar Fuencarral y tomar la Avenida del Cardenal Herrera Oria. Mucha gente, ritmo tranquilo, charla animada.
Éste es un tramo ondulante, sin grandes desniveles, que se recorre de forma agradable. Incluso, al alcanzar la altura de Ramón Gómez de la Serna pica hacia abajo de forma acentuada. Es la zona de marcar grandes tiempos, luego ya no es tan fácil. Pero nada en esta carrera lo es, porque antes de girar a la carretera que dirige a El Pardo, se te presenta otra zona de toboganes que colaboran a interrumpir el ritmo.
Una vez que se toma dicha carretera (para mí, por vistas, la más bonita dado que discurre, aunque siempre por asfalto, entre zonas de campo, se pasa por debajo de un puente y nos acompaña el río), durante unos cinco kilómetros, se mantiene ese recorrido rompepiernas de continuas subidas y bajadas. Es una zona perfecta para comer e hidratarse, y aún lo es para proseguir las charlas y las bromas. Luego no habrá ganas, ni siquiera saliva.
Porque, una vez alcanzado el cuartel de El Pardo, al girar y tomar la primera de la salida de la rotonda, una increíble rampa de unos doscientos o trescientos metros rompe todos lo esquemas. Comienzan las despedidas (a partir de aquí cada uno a su ritmo y ya nos encontraremos en la meta), Kike se escapa enseguida y Carmen va más tranquila. Intento buscar y hallar un ritmo adecuado a mí, parece que las piernas responden, y me fijo objetivos progresivos: primero intento alcanzar a éste, luego a éste y después al otro. Soy consciente que son casi tres kilómetros de pendiente continuada, que cualquier exceso se puede pagar, y me alegro y asusto a la vez cuando el reloj marca 5:18, atrás quedan los años de irme a cerca de 6 minutos. Aunque hemos ido muy muy tranquilos (los diez primeros kilómetros a casi 53 minutos), y me siento bien, recuerdo que falta mucho aún.
Poco a poco voy pasando a gente, algunos ya se ven obligados a caminar. Las piernas duelen, y la subida parece no tener final (ya en el segundo kilómetro de subida me voy a 5:35 y el último a 5:42), pero tras un giro a izquierda, el camino cambia a más favorable y después, coincidiendo con el kilómetro 15 de carrera, se torna de nuevo a derechas y, con la presencia del último avituallamiento, se afronta un nuevo descenso de unos dos o dos kilómetros y medio, fundamental para recuperar fuerzas para las últimas ascensiones.
Sí, amigos, aún faltan más cuestas por subir.
Llego al kilómetro 17. Zona de Montecarmelo. Allí donde, como dice siempre Kike, la gente necesita sherpas a la hora de ir a hacer la compra. De nuevo hay gente animando, pero más coches enfurecidos al verse detenidos de sus trayectos ante nuestro paso. Ya he comprobado que no voy a mejorar la marca del año pasado ni aun subiéndome a un cohete, así que tranquilo, sin detenerme (en las primeras veces que participé este tramo se me atragantaba considerablemente y alguna vez eché pie a tierra y caminé) asciendo de manera uniforme, de rotonda a rotonda, y tiro porque me toca.
Finalmente, sobre el kilómetro 19, cruzamos atravesando la m-607 por encima, y regresamos de nuevo a la calle Afueras de Valverde, junto al polideportivo. Hace años allí concluía la carrera pero ya no, ahora finaliza en el pueblo, por lo que de nuevo… ¡a subir! Sigo sintiéndome bien, a pesar de las subidas anteriores (a un ritmo de 5:20, mejor que al principio de los tiempos, el que no se consuela es porque no quiere) y cuando llego al último tramo de ascensión antes de la meta incluso imagino que esprinto. Conclusión: 3 minutos peor que el año pasado.
En la meta ya están Rubén (1:21, el 30 de la general, ¡qué bestia!) y Kike (en torno a 1:46, ha volado en las cuestas) junto con Azahar. Nos felicitamos y esperamos que termine Carmen. Otra vez más fotos y, poco a poco nos vamos despidiendo, que todos tenemos cosas que hacer. Rubén y yo hemos aparcado por la misma zona, así que dando un paseo, charlando agradablemente, regresamos a por los coches.
Si os estáis preguntando que, una vez contado esto, el año que viene repetiré experiencia, os respondo que, respetándome la salud, ya sabéis la respuesta y os invito a vivir esta increíble aventura.
Aventuras y desventuras de un papi runner – https://aventuraspapirunner.wordpress.com/