II Carrera Solidaria Corre por los huérfan@s de la Violencia de Género por José Luis Búrdalo

Tras el Cross Universidad de Alcalá, el domingo tocaba de nuevo calzarse las zapatillas de asfalto y correr por una buena causa, bueno… realmente dos buenas causas, la primera la indica claramente el nombre del evento, la segunda es “mi obsesión particular”, medalla finisher.

Una vez más, utilizo este humilde púlpito para instar a los organizadores de carreras a que apuesten por las medallas finisher, que consulten o encuesten a los corredores populares si priorizamos camisetas o medallas, si estamos dispuestos a pagar un par de euros más por tener de recuerdo una medalla al final de la carrera, personalmente, yo lo tengo claro… ante tal avalancha de carreras que tenemos a nuestra disposición cada domingo, me decanto por causas solidarias en las que mi inscripción aporte, me decanto por pruebas que me gustan o me han gustado, pero si me encuentro en la tesitura de tener que decidir entre dos… aquella que tenga medalla finisher se lleva mi inscripción.

Además, no es solo el recuerdo por una medalla más o menos afortunada, es la ambición y ansia de superación personal de aquel que corre motivado por colgarse esa medalla, pues la camiseta ya la tiene por inscribirse, pero la medalla hay que ganársela… pero es que, a nivel de repercusión mediática de las carreras, el postureo posterior a la carrera en redes sociales con las medallas finisher estoy seguro que genera un tráfico y una visibilidad importante de la prueba en redes sociales, así pues, animo a los organizadores a que apuesten por las medallas finisher y que no esperen a anunciarlas, estoy seguro que cuanto antes se anuncia, antes se genera la inscripción.

Bueno, más allá de mis consideraciones y/o apreciaciones personales, vamos con la carrera.

El año pasado no pude correr esta prueba, me coincidió con otra, CORRE POR UNA CAUSA, como decía antes, carrera solidaria y el año pasado me decanté por aquella, sin saber que había medalla en la primera edición de la carrera que hoy nos ocupa, este año, habiendo sabido a ciencia cierta antes el tema de la medalla, la decisión estaba clara.

Además, el recorrido, pese a no ser ninguna novedad, después de 138 carreras, me he pateado buena parte de las calles de Madrid, es una combinación que no había hecho con dorsal en el pecho (bueno, más bien a la altura de la tripa).

Salida en el Paseo de la Castellana, dos distancias, 5 y 10 kilómetros, con llegada común en el Paseo de Camoens. La salida de 5 kilómetros se realiza primero, cosa que esta bien para evitar aglomeraciones y cruces entre los que tienen que dar la vuelta en 5 kilómetros y los que siguen en 10 kilómetros. Los de 10 kilómetros salimos a las 9:15 en sentido subida del Paseo de la Castellana.

Llegué bien de tiempo, sin problemas para aparcar muy cerca de la salida y ¡¡¡error del día!!!, no enterarme de como iba a ir el ropero, con el frío que hacía, preparé ropa de cambio para dejar en el ropero, ya que al no coincidir salida y meta, había que volver en transporte público o andando (me decidí por combinar ambas opciones) y mi sorpresa fue al llegar a la salida, ver aquello “muy vacío” y preguntar por el ropero, nadie sabía nada, apenas un corredor de Guadalajara con el que estuve hablando, su primera carrera en Madrid y poco después, cuando llega Leticia, integrante del “Comando Móstoles”, me confirma que no me he enterado del asunto… el ropero estaba en zona de meta y había que dejar allí la mochila… 8:30, mal asunto, no hay tiempo y me niego a correr con mochila, barajo la opción potente resfriado para la semana y “aceptamos barco”.

Una vez dejé la ropa en el coche, ya de corto… ¿he dicho que hacía un frío tremendo?, en la zona de salida empiezo a encontrarme con caras conocidas, doble ración de José Antonios, uno cliente y otro vecino al que conocí en la CARRERA LA PENITENCIA DE LOS AUSTRIAS… que maravilla de carrera aquella, he vuelto a coincidir con este hombre en un par de carreras más, la última el CROSS ANIVERSARIO ALCALÁ CIUDAD PATRIMONIO MUNDIAL y siempre dedicamos unos minutos a acordarnos de LA PENITENCIA DE LOS AUSTRIAS… ojalá este año se celebre segunda edición.

También estaban por allí Leticia (antes mencionada), Susana, Ismael y un conocido suyo (que me perdone, me lo presentó, pero se me ha olvidado su nombre), unas fotos y nos ponemos en mitad del paquete de corredores en la salida.

La salida como decía, en el Paseo de la Castellana, poco antes del paso bajo el puente del Paseo de Eduardo Dato y empezamos a correr en sentido ascendente, hay que subir tres kilómetros hasta pasar (bien pasado) el Estadio Santiago Bernabéu… terreno conocido, ya se sabe… Castellana arriba, Castellana abajo.

Arranco con Ismael y su compañero y parece que de nuevo vamos a ser compañeros de trayecto, lo mismo que el día anterior en el CROSS UNIVERSIDAD DE ALCALÁ, José Antonio (el segundo, el vecino…) se escapa y yo me noto muy agarrotado el primer kilómetro, no he calentado nada antes de empezar y lo saco en 5:26, aún así, voy entrando en calor (por decirlo de algún modo, prácticamente toda la carrera excepto la recta final del Paseo de Camoens la hacemos en sombra) y subo la Castellana con menor esfuerzo del que pensaba tras el cross del sábado y contando que hacía semanas que no corría dos días seguidos, me encuentro en un ritmo más o menos constante y me despego de Ismael y compañía a los que veré en meta.

Atisbo a Susana que también ha salido fuerte y que terminó con una muy buena marca, poco más de 50 minutos.

Música electrónica en los auriculares y a subir los dos kilómetros restantes del Paseo de la Castellana, consciente de que no era lo peor de la carrera, pese a tener en general y un perfil muy favorable, sobre todo en el último tercio.

El croquis del recorrido que figuraba en la web daba a entender que el giro se producía al poco de pasar el Santiago Bernabéu, pero no era así… el estadio marcaba el kilómetro 2,5 aproximadamente y había que subir prácticamente hasta Cuzco. El segundo kilómetro sale a 5:28 y el tercero, rematando la subida, a 5:40.

Ahora tocaban unos tres kilómetros y medio de bajada hasta la Plaza de Colón para encarar a mano derecha la Calle Génova, la subida que iba a picar en las piernas en esta carrera.

El agarrotamiento inicial me duró poco más del primer kilómetro y durante la subida me pude de liebre y objetivo la espalda de José Antonio, corredor que, las veces que he coincidido con él, es muy similar en ritmos y tiempos a mí, 5 minutos y algo por kilómetro, por lo que era buena referencia y le doy alcance poco antes de llegar a la altura de Nuevos Ministerios.

Otra carrera más que, el rato que voy con alguien corro y charlo sin ningún problema, ambos vamos hablando, buena señal, no vamos al límite. Bajamos Castellana a 5:06, 5:13 y 5:21… el último kilómetro, alcanzando la vista la Plaza de Colón, tiramos un poco de las riendas y retenemos para coger algo de oxígeno de cara a la subida de Génova.

Subir Génova hasta la Glorieta de Alonso Martínez son poco más de 200 metros pero tiene un perfil terrible, ahí me penaliza el peso, ocupo y peso lo que peso… José Antonio se me escapa una docena de metros que va a mantener hasta el final de la carrera, mira en un par de ocasiones hacia atrás y le indico que siga, que tire… pensando que le podré dar caza en Carranza o en Alberto Aguilera, pero no fue así.

Una vez superada Génova, tocaba una larga recta que es la sucesión de las calles de Sagasta, Carranza y Alberto Aguilera, pasando por las Glorietas de Bilbao y San Bernardo… una larga recta de aproximadamente dos kilómetros que parece sencilla pero es una sucesión de suaves falsos llanos, trocitos de subida y bajada llevaderos, de 5:30 paso a 5:14 según va picando hacia abajo el final de Alberto Aguilera, prácticamente el noveno punto kilométrico coincide con el cruce con la Calle de La Princesa y toca un kilómetro de bajada endiablada por la Calle del Marqués de Urquijo en dirección al Paseo de Camoens, mi ritmo roza los 5 minutos, pero no es suficiente para alcanzar a José Antonio que también ha acelerado.

La verdad es que es una bajada muy fuerte, la recuerdo de hace dos años, en la primera edición de la MANDELA RACE,… el perfil anima a tirarse a tumba abierta, pero las rodillas y tobillos protestan, además, en bajadas tan bestias siempre pienso lo mismo “voy a tropezar y me voy a dar una leche antológica”, así que inconscientemente uno siempre retiene un poco.

Entrando en el Paseo de Camoens hay bastante público, corredores que ya van de vuelta con sus medallas al cuello, último apretón hacia el arco de meta, situado a mitad del Paseo, tras la glorieta dónde está el Monumento a Juan de Villanueva, en pleno corazón del Parque del Oeste, una buena explanada en la que terminan varias carreras de Madrid y que, debido a su posición orográfica, siempre va a super una meta en bajada, por lo que anima y motiva mucho a correr pruebas que terminen en el Paseo de Camoens.

Nos saludamos José Antonio y yo, felicito a Susana por su tiempazo, poco después llega Ismael, medallas al cuello, fotos y conozco a Javier, otro corredor al que en ese momento no pongo cara en redes sociales, pero es él el que se acerca y “me tiene fichado” (ahora ya lo tengo yo también fichado a él) ha empezado a correr hace poco, muy joven, tiene una progresión por delante brutal, preparando su primer medio maratón… la ilusión y motivación que nos entra a todos los que nos levantamos para correr o entrenar.

Próxima parada… todo un clásico en mi calendario, VI WE RUN PARLA.

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