Cross Universidad de Alcalá 2019 por José Luis Búrdalo

Un año más (y van tres) participando en esta prueba en un entorno inmejorable, el Jardín Botánico de la Universidad de Alcalá de Henares.

Como en todo cross universitario, las carreras están separadas por sexos, de manera que primero ellas, después ellos.

En estos últimos tres años he notado como el volumen de participación va subiendo considerablemente, el primer año había muchísimo universitario, muchísimos corredor (tanto ellas como ellos) muy jóvenes, auténticas gacelas (juventud… divino tesoro) y veteranos éramos cuatro mal contados, los dos últimos año he notado como hay más gente con una horquilla de edad más amplia, lo cual hace que, para los que nos podemos competir con los jóvenes, al menos tengamos el aliciente de no vernos demasiado descolgados… y con todo, terminé bastante atrás, pero no es por nada en especial… es que quería pasar más tiempo recorriendo el Jardín Botánico jejeje.

Sabía que iba a coincidir con gente conocida, las redes sociales, que tienen sus cosas buenas y malas, entre la buenas, compartir estas experiencias.

Al ser una carrera cerca de casa y a media mañana, fui acompañado de la familia, mujer e hija que habitualmente, en carreras de levantarse a las 6:00 se quedan en casa vigilando las arrugas de las sábanas. Llegamos con tiempo suficiente para aparcar cómodamente, recoger el dorsal y primera sorpresa, una camiseta de la Universidad de mi talla XXL, caldo Aneto (edición Navidad), un batido… del mismo modo que crece el número de participantes, crecen estos detalles que hace tres años, ni había y, el año pasado era una camiseta de otro evento que poco tenía que ver (talla L).

Quería llegar con margen para ver a una vieja amiga y compañera de profesión que también corría y salían antes, a las 12:00, el recorrido femenino, ligeramente diferente al nuestro, unos 4 kilómetros. Llegué justo a tiempo para saludar a Almudena bajo el arco de salida y charlar un rato con su marido.

Empezaron a llegar caras conocidas, Vicente, Jorge, Ismael, José Luis, César… tocaba momento postureo, fotos previas y fotos de meta de Almudena, mientras se nos iba echando el tiempo encima para empezar a correr.

Temperatura de unos 8ºC, ni una sola nube, un día radiante para correr, dos vueltas al circuito para completar unos 8 kilómetros. Para mí esta prueba suponía seguir haciendo pruebas, desde que empecé a correr con las plantillas el 20 de enero, las había probado en asfalto, con zapatillas de asfalto pero me faltaba probarlas y probarme en terreno más delicado, así que tampoco tenía prisa.

Salida y los primeros metros, vamos todos juntos pero poco tardan en marcharse Jorge, José Luis, César y Vicente… que pese a estar tocado del soleo, en los primeros dos kilómetros ya nos sacaba un buen trecho.

Esta carrera la íbamos a hacer juntos Ismael y yo y la verdad es que como los kilómetros son tozudos e inflexibles, en seguida le ponen a un en su lugar y nuestro lugar estaba más o menos a 10 puestos del final (187 participantes).

Nada más arrancar, salimos del Jardín y rodeamos por el exterior las instalaciones, en la primera de las subidas claramente identificables, una senda estrecha con gruesos cantos rodados de pavimento que escuece nada más arrancar, pero que en primera vuelta se solventa de manera más o menos sencilla, para seguir ascendiendo en paralelo a la Calle 36 del Campus Universitario  y cruzar dicha calle por una rotonda, es uno de los dos puntos de asfalto que pisaremos dos veces (uno por vuelta) y un segundo punto (otras dos veces) cuando volvamos a atravesar la Calle 36.

Nos adentramos en los terrenos dónde se ubica la estructura del Aeródromo Barberán y Collar (ver fotografía) y por dicho terreno se encuentra el trazado de la prueba, balizado y con una línea blanca de yeso trazada en el suelo. Accedemos a dichos terreno prácticamente por el punto más alto de la finca y mientras empezamos a serpentear por el recorrido, podemos ver como hay corredores que ya están alcanzando la zona de la estructura del Aeródromo, nosotros apenas hemos llegado al primer kilómetro y hay gene que ya anda camino del segundo, como decía, los kilómetros son inflexibles y nos enseñan la dura realidad.

El primer kilómetro sale a 5:38 y el segundo a 5:20, gracias a ir descendiendo progresivamente hacía la estructura del Aeródromo, la cual se rodea y se recorre en toda su longitud por ambos laterales para encaminarnos hacía el edificio de Biología de la Universidad, en el extremo opuesto por el que hemos accedido al terreno.

Volvemos a ascender ligeramente, con algún repecho intenso, pero corto, para cruzar la Calle 36 y volver a entrar en las instalaciones del Jardín Botánico, Ismael y yo nos hemos estabilizado, tenemos nuestro hueco y hemos dado caza a un par de corredores.

Entramos en el Jardín rodeando el aparcamiento y es la zona dónde el público asistente está congregado y anima, sobre todo en el camino paralelo a la recta de salida que nos lleva al fondo del Jardín Botánico, todo llaneo con algo de bajada que hace que saquemos el tercer kilómetro en 5:22.

Llevamos un ritmo cómodo, de hecho, nos pasamos charlando gran parte del recorrido, eso sí, en cuanto hay una cámara de fotos Ismael se viene arriba y me saca un par de metros que enseguida recupero.

Estamos en el punto más bajo de la carrera, en paralelo con la vía de servicio de la A-2 y en lo que en Google se denomina Calle de Ernesto Sábato, al arrancar el cuatro kilómetro empieza una subida más o menos tendida pero seguramente la más dura de la prueba, le señalo a Ismael un mirador del Jardín que se nos presenta a la derecha y bastante elevado respecto a nuestra posición y le indico “tenemos que subir hasta ese nivel”… lo bueno es que durante la subida tenemos a tiro a otro par de corredores a los que daremos caza antes de terminar la primera vuelta, eso sí, otro corredor al comienzo de la segunda vuelta nos pasó como si no llevase ni un solo kilómetro encima.

Como digo, la verdad es que me alegra ver que mientras hace unos años, cuando empecé a correr, era incapaz de mantener una conversación, con el paso de los años y los kilómetros, no es que sea una conversación fluida y continua, pero poder ir hablando mientras corro, es algo que me resulta normal.

Tras medio kilómetro de ascensión con algún falso llano, alcanzamos el punto más alto, a los pies del mirador y a la izquierda y hacia abajo observamos el arco de meta… no, todavía no toca, hay que dar otra vuelta, pero el tramo hasta el arco es una bajada bastante pronunciada, con alguna escorrentía muy marcada, hay que fijarse bien dónde pisar para no hacerse daño.

El cuatro kilómetro sale a 5:34.

Arrancamos la segunda vuelta, otra vez lo mismo, nos recordamos que hay que pasar por terreno conocido y hay que guardar para la primera mitad del último kilómetro, por lo que los kilómetros 5, 6 y 7 salen a 5:35, 5:37 y 5:38, la segunda vuelta nos la tomamos con un ritmo constante, seguimos de cháchara, Ismael sigue apretando ante las cámaras y salvo por el corredor que indicaba antes, que nos adelanta al poco de volver a entrar en el terreno del Aeródromo, nos mantenemos en tierra de nadie y la verdad, dando gracias de correr con compañía, pues pese a correr con música, se hace más ameno ir con alguien.

Una vez afrontamos la subida de camino al mirador en la segunda vuelta, hablamos algo así como “no nos vamos a esprintar”… que mentirosos somos, de hecho a pocos metros de meta le digo a Ismael si “le damos…” y se lo toma al pie de la letra, me esprinta y me saca unos centímetros, los justos para entrar por delante.

Nos felicitamos y tomamos aire, aún quedan unos poquitos corredores, siete y ocho… hemos pasado un buen rato corriendo en un entorno muy chulo acabando en 44:55.

Volvemos a retomar la charla y comentar “las mejores jugadas” con todos los conocidos y también con la familia mientras nos hidratamos y nos vamos dirigiendo hacia la salida… pensando y quedando para el día siguiente, el domingo, dónde de nuevo coincidiríamos Ismael y yo en la II CARRERA CORRE POR LOS HUERFAN@S DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO… pero esa, será otra crónica.

Poco más, carrera que, mientras se conserve en sábado, como todos los cross del circuito universitario (algún año me tengo que hacer alguno más del circuito), seguramente seguiré corriendo.

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