IV Cross Amigos del Parque Forestal de Valdebebas por José Luis Búrdalo

Este año me propuse hacer algunas carreras fuera del asfalto, ir tocando cross y trail con cierta asiduidad, algo impensable hace unos años cuando empecé a correr, mis tobillos entonces eran un poema y un verdadero quebradero de cabeza, demasiado peso a soportar (aún hoy en día tienen que lidiar con mi tamaño, pero al menos no me duelen todos los días a todas horas) y tenía auténtico pavor a pisar mal, a no apoya sobre asfalto más o menos liso y firme, pero con el paso del tiempo cada vez que puedo entreno fuera de asfalto y ya he corrido algunas pruebas de cross y algún trail suave.

Eventshinker organiza un circuito de pruebas al que ya eché el ojo el año pasado y en enero corría la prueba de Valdelacasa, dura, muy dura y eso que otros participantes me decían que no era, ni de lejos, el cross más duro del circuito… reconozco que, esos comentarios en mitad de un tramo ascendente, al segundo paso por el mismo, en el que ya iba andando, pues no me motivaron demasiado la verdad, pero ahora, en octubre, con otros objetivos en la cabeza, aquel bajón de enero ya está olvidado y el sábado me planté en el Parque Forestal del Valdebebas, dispuesto a completar la prueba al ritmo que fuese, sin parar, sin andar y así lo hice, con una media de 5:31 min/km, más que satisfecho, siempre que sea moverse sea al ritmo que sea, estaré más que satisfecho, aunque no lo diga y haya sido un ritmo o un entrenamiento malo, en el fondo será mejor que hace unos años en que no hacía nada de nada.

Llegué con tiempo suficiente para recoger el dorsal (sorpresa, chip en la parte posterior, en el cross de Valdelacasa no había chip), camiseta y demás trastos de la bolsa del corredor y aproveché para, mientras calentaba, trotar hasta lo alto de una loma que hay junto a la entrada y, además de hacer unas fotografías con las cuatro torres de Madrid al fondo, tratar de sondear el recorrido al que ya le veía una sucesión de desniveles.

En la zona de salida, Luis Blanco ejercía de speaker y nos prometía dos vueltas a un recorrido duro.

La salida se alargó unos minutos más de la hora prevista, los nervios afloraban entre todos los que allí estábamos, nos enfriábamos pese a que la mañana ofrecía una temperatura ideal… y por fin, salida, prueba “familiar”, unos 140 o 150 corredores a lo sumo, con lo cual da igual si se sale más adelante o más atrás, en los dos primeros kilómetros cada uno ya está en su sitio, los kilómetros le ponen a uno en su lugar y mientras en carreras multitudinarias mi lugar está hacia la mitad de la carrera, en carreras con menos gente mi lugar está en el tercio posterior.

El recorrido es una sucesión de tramos con giros a izquierda y derecha, aunque predominando en sentido horario, el primer kilómetro y medio se hace llevadero, perfil descendente con pequeños repechos, intentando memorizarlo y guardar sensaciones para la segunda vuelta y, llegando al segundo kilómetro, primera subida fuerte, no muy larga, pero intensa, para volver a bajar con algunos tramos muy fuertes entre el kilómetro 2,5 y 2,8, justo antes de atacar la rampa más dura del recorrido, unos 300 metros que en ésta primera vuelta no la llevo muy mal, miro de reojo a la derecha y veo que hay corredores por detrás todavía en tramos de bajada, ya veríamos que pasaría en la segunda vuelta.

Tras hacer cumbre en el punto más alto del repecho, el perfil sigue ascendente, pero uno ya puede respirar un poco… la pendiente ya no es tan exagerada y aunque el recorrido que se observa es una gran curva hacia la derecha, muy abierta, que parece no tener fin, dejando a la izquierda un murete de bloques de hormigón con su vallado correspondiente, la perspectiva de ese cerramiento lateral izquierdo es interminable, no es La Tapia de La Casa de Campo, pero de esto que uno en su soledad corriendo piensa “¿es que tiene que haber tapias en todos lados?” y, cuando parece que se termina, giro a la izquierda de casi 90º para encarar otra larga recta con el cerramiento interminable a la izquierda, pero esta vez se trata de la recta que lleva a la segunda vuelta al circuito, seguimos subiendo… y pasamos por delante del desvío a la izquierda que nos llevará a meta al finalizar la segunda vuelta.

Nada más empezar la segunda vuelta, conociendo ya el recorrido, me animo ligeramente en el primer tramo de bajada y observo que dos corredoras que iban por delante se paran, una de ellas se echa la mano al costado, el típico signo de flato… si buena parte de la primera vuelta la hice completamente solo, la segunda fue por el mismo camino, en los giros más cerrados observaba corredores por delante y por detrás y yo, ahí en medio, en tierra de nadie… y de estas veces que le da a uno por pensar “que narices hago yo aquí”, pero vamos, que fue un pequeño instante, enseguida levanté la mirada, vi el paisaje y el entorno y me volví a meter en la carrera y en seguir manteniendo el ritmo más o menos constante que llevaba, si bien es cierto que al subir la dura rampa que desembocaba en la zona de “tapia” los kilómetros ya pesaban en las piernas y el sol comenzaba a apretar, me estaba “dejando caer” y me sobrepasó una de las corredoras que se habían parado al principio de la segunda vuelta, me pilló totalmente descolocado, le hice un comentario “ostras, como te has sobrepuesto” y la mujer no pudo ni articular palabra, solo una mueca de esfuerzo pero me enganché a ella unos pocos metros por detrás para dejarme llevar el último kilómetro y medio y la verdad, es que gracia a que la tenía como liebre, como referencia próxima, puede acabar en los decentes 5:31 min/km, nada más entrar en meta la felicité y le agradecí su empuje, me había ayudado esos metros finales.

Una prueba muy bonita, con unos desniveles muy cambiantes y que desde luego, recomiendo muy mucho para salir un poco del asfalto.

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