Domingo 10 de marzo. Primera vez que me enfrentaba a la Media Maratón de Aranjuez, la verdad es que era la primera vez que corría en Aranjuez.
La promesa de medalla finisher y de un perfil “casi plano” decantaron la decisión hacía semanas.
Lo mismo que sucedió con Tractorismo Race, Aranjuez me pilla a una tiradita, menos mal que, al igual que la semana anterior, al comenzar la carrera a las 10:00 me permitía no tener que madrugar tanto, las 7:00 ya es una buena hora para un domingo ¿verdad?
Llegué a Aranjuez en el margen de tiempo que había previsto, pero tenía que recoger el dorsal, por lo que en situaciones así, aparcar pronto es fundamental y por suerte, encontré un huequecito dónde colar el coche a escaños 100 metros de la salida, sabía que me iba a quedar encerrado dentro del circuito, pero también sabía que por muy bien que se me diese, era media maratón, llegaría en el furgón de cola de la carrera por lo que, cuando quisiera coger el coche seguramente la ruta de salida ya estaría despejada.
Recogida del dorsal, camiseta y demás achiperres en muy poco tiempo, la verdad es que mi número de dorsal estaba en una cola que no tenía nadie delante, menuda suerte… lo que me permitió volver al coche, relajarme, cambiarme con calma y volver hacia la zona de salida que como digo, estaba a escasos 100 metros, me parece a mi que pocas veces habré aparcado tan cerca.
Una vez calentando, aparece Marian contacto de Instagram con su marido Fernando, nos presentamos y nos vemos en persona, charlamos unos minutillos, nos deseamos suerte y a la hora de colocarnos tras la línea de salida, volvemos a coincidir, decido que saldré con ella, aunque ella haría la carrera de 8 kilómetros, de su marido ni rastro, ella me contaba que iba a otro rollo, vamos, de los que cuando yo quisiera llegar a meta, ya estarían cambiados, duchados, desayunados y seguramente con media siesta cumplida.
Salimos puntuales a las 10:00 desde la mitad de la Avenida del Príncipe en dirección oeste, una avenida amplia, saliendo en la zona final del pelotón arrancamos sin agobios, charlando, como no, de carreras. A los pocos metros una amplia rotonda da paso a la Calle de las Moreras, la cual recorremos casi por completo, una amplia y larga calle de casi dos kilómetros (es algo que no me gustó, tramos muy largos que se hacen pesados, en los que fijar la mirada en el infinito y trotar para alcanzarlo lo antes posible), poco antes, sobre el kilómetro y medio, a la izquierda me señala Marian la calle que se supone sería la rampa más dura para dentro de un par de horas, kilómetro 19-20, en ese momento, frescos y empezando a correr no parecía gran cosa… ya veríamos más tarde.
Giramos a la izquierda hacia la Calle de Cecilio Lázaro y poco después de nuevo a la izquierda hacia la Calle de los Estudios Cinematográficos que nos lleva a la entrada a los Jardines del Real Sitio de Aranjuez (2,75 km aproximadamente) uno de los reclamos para acudir a esta carrera. Al girar hacia Cecilio Lázaro inconscientemente aprieto un poco y pierdo a Marian, pero me alegró saber en meta que estuvo detrás, a pocos metros y que, al menos eso dice ella, le serví de liebre para mejorar su tiempo final, si así fue, me alegro un montón.
Al entrar en los jardines me encuentro con suelo adoquinado… ¡cuidado!, los adoquines y yo no somos buenos amigos, no es la primera vez que piso mal en adoquines y mis tobillos lo acusan, aunque no es un tramo largo.
Se nota que las últimas semanas y meses están siendo secos, los jardines no están en su mayor esplendor, pero seguramente, a poquito que llueva, en primavera deben ser espectaculares. Mientras corremos cerca del borde lateral del Río Tajo, por caminos de tierra y gravilla bien compactada, pasamos por los puntos kilométricos 3 y 5, 16 y 18… se escuchan chascarrillos entre los corredores, ¿ya en el 18?, se me ha hecho muy corto.
Kilómetro 5,50 y salimos de los Jardines, los corredores que van a 8 kilómetros giran a la izquierda, los que vamos a 21 kilómetros, a la derecha.
Durante todo el recorrido en el interior de los Jardines, he tenido el globo de las dos horas a tiro de unos pocos metros, arrancando el primer kilómetro casi a 6:00 min/km hasta el octavo kilómetro, el resto salen en 5:35 aproximadamente, lo que me permite alcanzar y sobrepasar el globo poco antes de salir de los Jardines… aunque soy consciente que seguro me volverán a pasar, durante un rato sueño con la posibilidad de bajar de las dos horas, algo que hace tiempo que no consigo.
Nada más salir de los Jardines, giro a la derecha en la Calle de La Reina y nuevo giro a derecha para pasar sobre el Río Tajo y encarar otra larga recta y, al fondo, me engaña la vista y la perspectiva, veo corredores por delante corriendo hacia la izquierda y asumo que cuando lleguemos a esa altura (6,50 kms) también giraremos, error… al llegar a ese punto, Calle del Embarque, giramos a la derecha y completamos un casi perfecto triángulo isósceles de dos kilómetros girando hacia la izquierda, todo por caminos de tierra y gravilla compacta, Vereda de Colmenar y Calle de Los Robles.
Alcanzamos el punto que antes había visto dónde los corredores giraban a la izquierda en la Calle del Embarque, kilómetro 8,50 y poco después, el noveno ya en pleno Paseo de La Princesa, una de las zonas que se me hicieron más pesadas, una larguísima recta de la que ya me avisó María Caballero, de 2,50 kilómetros, sin apenas sombra y dónde ya empezaba a picar el sol, serían poco más de las 11:00 y para el final de carrera a las 12:00 iba a pasar calor. En mitad del Paseo, en el avituallamiento del kilómetro 10, una cara conocida, Paco Segura que me pega una voz y me grita “hasta el final”, agito la mano a modo de saludo y pienso que sí, que a ver si le veo al final.
Kilómetro 11, giro a la izquierda, Calle Ojalvo, seguimos sobre tierra, la verdad es que, salvo los kilómetros iniciales hasta entrar en los Jardines y los finales, al salir de los mismos, el resto de la prueba discurre sobre tierra bien compactada y gravilla. A estas alturas el globo de 2 horas me ha atrapado y poco a poco se marchan, para colmo, parece que llevo una ampolla (luego resultó que no), pero todo suma (o resta en este caso) para ir perdiendo segundos.
Kilómetro 13, llegamos a la mismísima entrada del Parque Real Cortijo de San Isidro, justo cuando giramos a la derecha, otro kilómetro de recta, nuevo giro a la derecha y otra larga recta que nos tiene que llevar al kilómetro 15,50 por la Calle de La Reina y Carretera de Madrid hasta de nuevo, entrar en los Jardines, por el mismo sitio dónde ya entramos en el kilómetro dos y pico.
Del kilómetro 9 a al 15 se me hicieron largos, tediosos, el ritmo no era bueno, 5:52 min/km pero en contra de lo que me había pasado en los últimos medios maratones, no estaba encontrando la necesidad de parar y andar unos metros, lo cual, me estaba gustando.
De nuevo entrada en los Jardines, de nuevo los dichosos adoquines y esta vez con más cuidado, casi 16 kilómetros en las piernas no me permiten levantar los pies tanto como creo o como quisiera, no me puedo permitir un tropiezo.
La parte positiva es que ya había pasado por ahí, relajo el ritmo para tratar de llegar a la teórica subida chunga lo más entero posible y esta vez paso por los Jardines a 6:12 min/km, casi 45 segundos por kilómetro más despacio que al comienzo de carrera, pero es que además, los medios maratones a partir del kilómetro 15 me cuestan horrores.
Salida de los Jardines al poco de pasar el kilómetro 18,50 y giramos hacia la izquierda, hacia dónde giraron los corredores de 8 kilómetros hace una hora, Calle de La Reina / Carretera de Madrid en paralelo a la fachada de los Jardines en dirección a la entrada anterior, otra recta de un kilómetro, sin sombra, con muchísimo calor y ya “arrastrándome” a 6:23 min/km.
Kilómetro 19,50 giro a la derecha de 90º y aparecen 500 metros de la Calle de Sóforas, la dichosa subida para alcanzar el kilómetro 20 vista al pasar por delante al poco de salir y para que se supone había que reservar algo… son unos 20 metros de desnivel con los que sencillamente no puedo, los 500 metros de la dichosa calle los hago andando y el ritmo se me va a 7:33 min/km y por un momento pienso que el kilómetro y poco que me queda para llegar a meta lo haré andando, pero nada más coronar y girar a la derecha, volvemos a estar en la Calle de las Morenas, que es poco más de un kilómetro hasta meta, la misma recta de salida y curiosamente, la recorro al mismo ritmo, 5:54 min/km, la leche… ¿21 kilómetros para no haber progresado nada en tiempos en el mismo punto?, llegar al mismo ritmo al que salí, jejeje, pero con 20 kilómetros por medio.
Ya en la recta de meta empiezo a ver corredores con la medalla al cuello, lo que me espolea para los últimos metros.
Llego en 2 horas y 5 minutos, no está mal, por la tarde soy consciente que en Getafe me fui a 2 horas y 15 minutos y que supone una rebaja sustanciosa y mi mejor tiempo en media maratón de la nueva época postplantillas que me ha tocado vivir.
Recojo mi medalla mientras oigo a mi izquierda a Paco Segura que le dice a la voluntaria que me la entrega (niños y niñas) que me va a hacer ilusión, que tengo una buena colección de medallas… así es, si no me equivoco, ésta hizo la número 30.
Vuelvo a ver a Marian y su marido que ha hecho un tiempazo y ella me comenta lo indicado antes, que no me perdió la zaga y que estaba muy contenta por el tiempo que se sacó. Nos hacemos fotos para el recuerdo y nos despedimos hasta otra carrera que seguro coincidiremos pronto.
Por mi parte, tras recuperar un poco el aliento, vuelvo a la zona dónde estaba Paco (en labores toda la mañana de voluntariado y organización, pues el club al que pertenece es el organizador de la prueba) y allí ya echamos otro rato de charla, la verdad es que un placer ir conociendo gente maja domingo tras domingo, carrera tras carrera.
Próxima parada, Media Maratón Cervantina y un poquito más.