Esta crónica comienza hablando del Covid-19, aunque me pese hablar del dichoso tema que nos ha robado 2 años, es inevitable hacerlo. ¿Por qué? Pues simplemente porque el 2020 fue el inicio de los entrenamientos para hacerme mi segunda maratón.
Estos entrenos iban de maravilla, estaba a un nivel de forma maravilloso, no solo yo también, mi primo Roberto y Nacho con quienes compartía los domingos de tiradas largas. Pero el maldito virus, el confinamiento y el teletrabajo provocó cambios, los cuales influyeron en una lesión de espalda que me impedía estar sentado, conducir o correr. El diagnóstico fue protrusión en L4-L5 y hernia discal no complicada en L5-S1. Conllevó parar absolutamente de correr el verano de 2021, la maratón de 2021 descartada completamente y me puse en manos de diferentes fisios, los cuales muy lentamente consiguieron que a finales de 2021 fuera recuperando sensaciones y pude hacerme de nuevo corriendo 10 km.
El año 2022 llegó y con el nuevo año venían nuevos objetivos, mi forma iba recuperándola poco a poco, el trabajo iba variando según las restricciones COVID nos dejaban, entre medias mi padre que venía arrastrando un cáncer desde el año pasado nos dejó, con lo cual mi preparación no fue sencilla. Y hablando con nuestro míster David Carmena determinamos que era muy factible hacer la 1/2 maratón, el objetivo era acabarla, no me marqué tiempo.
Los entrenos se iban desarrollando con buenas sensaciones y era capaz de cumplir con lo que me marcaba el míster. El día 24 de abril llegó y decidí que lo que me apetecía era acompañar a Nacho hasta el km 17 donde el continuaba el recorrido de la maratón y yo seguía a la meta de la media.
Esta carrera he podido disfrutarla enormemente, cada kilómetro que hacía con Nacho me encontraba de maravilla, nada de molestias y feliz por poder correr.
