Crónica carrera de la Constitución por Aventuraspapirunner

En mis planes no entraba disputar esta carrera, sino la Media Maratón Rockera de Villaverde para aumentar el número de pruebas realizadas en esta modalidad durante este año. Pero al enterarme que, para mi desgracia e imagino que la de muchos otros compañeros, ésta se suspendía (y, al parecer, de forma definitiva) necesitaba quitarme ese mal gusto que se me había quedado y se me ocurrió que ésta podía ser una buena opción. Además era gratuita y podía servirme como preparación para la Media de Guadalajara (que se celebrará el día 16 de diciembre de 2018).

La recogida del dorsal se efectuaba en el mismo lugar de salida, en la calle Alhaurín hasta las 10.30. Más o menos conocía la zona (la había corrido en 2013, de las primeras cuando comencé en este mundillo), así que salí tranquilo para llegar sobre las 10 y no eternizarme esperando. Como además era festivo contaba con que no hubiera mucho tráfico. Acerté.

Había una pequeña cola de gente pero no me vi obligado a esperar mucho. Al lado se hallaba otra carpa a modo de ropero, pero al aparcar relativamente cerca deseché esa opción. Tras tenerlo en mis manos regresé al coche a ultimar los preparativos.

 

A la hora indicada ya me encontraba en la calle de salida. Se percibía muy buen ambiente, con numeroso público junto a la pancarta que luego se diseminaría a lo largo del recorrido de forma discontinua, con tramos jaleando y animando y otros prácticamente desiertos. Justo a las 11 se dio el pistoletazo de arranque.

Los primeros metros fueron complicados (la problemática de siempre, gente que va excesivamente despacio o medio andando y entorpece a los que desean ir más ligeros). Además era una calle relativamente estrecha, por lo que decidí invadir la desierta acera para evitar complicaciones en forma de tropezones o involuntarias zancadillas. Así, callejeando, transcurrió el primer kilómetro en 4.42, en principio peor de lo que me hubiera gustado.

Tras un giro a derechas enfilamos la calle Artemisa y con ellos el primer tramo de «tobogán», con dos pendientes ascendentes seguidas de sus respectivas bajadas. El ritmo que me estaba marcando era alto para mis tiempos, no me sentía mal y el grupeto en el que me fijaba se mantenía constante, ni me aproximaba ni me alejaba.

 

En el momento de culminar la cuesta más dura se giraba de nuevo a derechas y se atravesaba prácticamente en toda su longitud la calle Playa de Riazor. Iniciaba bajando para posteriormente subir y volver a descender, pero era bastante llevadero. Los tiempos marcados eran bastante buenos para mí (kilómetro 2 en 4:32, el 3 en 4:30 y el 4 en 4:31) incluso saludé a algunos niños chocando la mano y posé como buenamente pude para los fotógrafos de la carrera.


Al final de nuevo se giró y se comenzó la segunda vuelta, cuyo recorrido coincidía (salvo al acabar que se callejeaba un poco por otra zona) con el de la primera vuelta, adentrándonos de nuevo por esas vías iniciales, ahora ya sin apelotonamientos.

 

Los kilómetros continuaban cayendo de manera monótona, consciente de dónde era mejor controlar y dónde se podía acelerar. De repente, a mediados de una de las ascensiones, una voz atrajo mi atención.

-Da recuerdos a Sandra de vuestro grupo, de parte de Pablo –me comentó un compañero y hablamos un instante. Luego proseguí la carrera. Los kilómetros 5,6 y 7 los cubro en 4:41, 4:38 y 4:33 respectivamente.

 

El último tramo de carrera, cuando viramos para rodear la zona de la meta y cumplir con el kilometraje de la prueba haciendo un cuatro, se me atragantó un pelín, no estoy acostumbrado a rodar tantos kilómetros a esos tiempos. Algún corredor que se sentía mejor que yo al final me sobrepasó, pero me sentía satisfecho. El último kilómetro a 4:28, no pensaba ni por asomo concluir la carrera tan bien y con esa marca.

Nada más terminar coloqué el chupete en la boca y me aproximé al pódium para hacerme un par de fotos de recuerdo. De camino al avituallamiento volví a coincidir con el compañero de antes y charlamos sobre lo chula que es la carrera, próximas aventuras y dificultades que surgen a la hora de prepararlas por los diversos condicionantes. Luego ya nos despedimos y, tras beberme dos vasos de agua (ese fue el único avituallamiento, me pareció un poco escaso por muy gratuita que sea) dirigí mis pasos de regreso al coche con la idea de retornar pronto a casa.

 

Esa era mi idea, pero se interrumpió cuando otro participante me interrogó (y por más que le explicaba que no le podía dar tan y tan precisa información) acerca de la fiabilidad de los datos de la carrera, cuestionando cuánta diferencia podría haber entre lo que marcaba mi Garmin y lo que en realidad se hubiera corrido. Me entretuvo bastante y yo temía quedarme frío, aunque el sol ya había hecho su aparición, así que al final se demoró más de lo que me hubiera gustado la vuelta a casa.

 

Como conclusión de la misma puedo destacar una correcta organización, un público que, si bien su presencia no era continua, la gente que acudió no se cansó de chillar y aplaudir, voluntarios efectivos, y posibilidad de hacer un buen crono, así como la gratuidad. En su contra, el escaso avituallamiento y un recorrido muy monótono, con dos vueltas a un circuito de 4 kilómetros cada una, pero que constituyó un buen entreno para preparar lo que se aproxima.

Y ahora, el 16 de diciembre, a disfrutar en la Media Maratón de Guadalajara.

Aventuras y desventuras de un papi runner – https://aventuraspapirunner.wordpress.com/

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