El pasado 11 de abril, hace un mes, corría en mitad de la semana, un jueves a última hora de la mañana, carreras que, como dice el amigo José Luis Priego, hay que hacer si uno quiere sumar dorsales a lo largo del año y, aunque no haga más que repetirme que en 2019 no busco cantidad de dorsales, mi objetivo es conseguir medallas finisher, bien cierto es que en cuanto a dorsales, no voy mal encaminado por lo menos, para volver a repetir los 50 del 2018.
…ahora es cuando el karma me la lía y me tuerzo algo.
Así pues, con la hora de la carrera fijada solo quedaba adecuar la agenda de trabajo para ver a un cliente antes y relativamente cerca y, llegar bien holgado a la línea de salida para recoger dorsal y camiseta.
En esta carrera coincidiría fijo con José Luis Priego, Jorge Ramos y Pepe Bordés, aquello que vengo repitiendo en muchas crónicas, sospechosos habituales.
Efectivamente llegué bien de tiempo, suficiente para recoger el dorsal con calma, volver al coche y cambiarme de ropa. Mientras iba y venía, se estaban celebrando pruebas de categorías infantiles, juveniles… chavales corriendo, unos con ganas, otros con menos y a éstos, los profesores del colegio de vez en cuanto tenían que azuzarles…
Buena temperatura, quizá incluso un poco de calor, la carrera arrancaba a las 12:45 y si bien se trataba de escasos 5 kilómetros, parte del recorrido entraba en la Casa de Campo y eso es sinónimo de rampas… la Casa de Campo nunca decepciona.
Antes de la salida, Pepe y yo empezábamos a asumir que podríamos ser los últimos, muchísimos militares, bomberos, policías… listos para correr, gente con físicos imponentes.
Arranca la carrera algo más tarde de lo previsto, cerca de las 13:00 en el Paseo de la Casa de Campo, una larga avenida dónde se ubicar el Colegio Monte Tabor, muy cerca de la Casa de Campo y muy cerca de la Colonia de los Ángeles y Pozuelo de Alarcón.
Al llegar a la primera de las dos rotondas que tiene la avenida hasta la Casa de Campo, nos desviamos a la derecha, hacia la Calle de Extremadura, 500 metros de perfil descendente, picando con ganas hacia abajo y, pensando que cerca de 3 o 4 kilómetros después nos tocaría subir esas rampas.
Nuevo giro a la derecha y nos colocamos en paralelo a la tapia de la Casa de Campo por el Camino de Humera, justo cuando el reloj me marcaba el primer kilómetro, giro de 90º a la izquierda y entramos en la Casa de Campo, adiós asfalto, hola campo… primer kilómetro a 4:50 min/km, todo de bajada.
Dentro de la Casa de Campo seguimos la senda del Arroyo de Prado del Rey, otro kilómetro de falso llano tendiendo hacia abajo para completar el segundo kilómetro en 5:07 min/km.
José Luis se escapó antes de entrar en la Casa de Campo y trotamos Pepe y yo juntos, Jorge con su rodilla guerrera está por detrás.
Al marcar el segundo kilómetro, giro casi de 180º, muy cerca del delfinario del ZOO para volver en dirección a la tapia por otro sendero, por la Ctra. Zarzón… ahora el sendero pica hacia arriba y prácticamente en el tercer kilómetro (a 5:40 min/km) tocamos tapia y giramos a la izquierda para en paralelo al cerramiento, dirigirnos al punto de salida de la Casa de Campo.
Kilómetro 3,300 y salimos de nuevo al asfalto, dejando atrás el entorno maravilloso de la Casa de Campo y, no encontramos con el Camino de Humera, lo que antes habíamos bajado con alegría y por debajo de 5:00, tocaba ahora sudarlo cuesta arriba a 5:47, hasa la rotonda con la Avenida de Rodajos, en ese punto Pepe me dice que va un poco tocado, que lleva flato… le indico que tome aire con fuerza y suelte, que relaje un poco el ritmo y me hace señas de que le persiste, así que le dejo ligeramente y enfilo la Avenida con algo de alegría, para girar a la izquierda hacia la Avenida de los Ángeles y el Paseo de la Casa de Campo… desde hace un buen rato se divisa el arco de salida en el Paseo y no me salen las cuentas para llegar a 5 kilómetros y es que la meta no está en la salida y debemos bordear las instalaciones del colegio para acceder al patio por la calle posterior, por la Calle Picasso.
Viendo cerca la entrada al patio, aprieto un poco los dientes para cerrar en 5:12 min/km y una media de 5:19 min/km en la carrera.
En meta veo a José Luis que está esperando a Jorge, consciente de que la rodilla le estará castigando y nada más entrar nos felicitamos y toca mirar a meta, llega Pepe bastante cerca, no me da tiempo ni de sacar el móvil para hacerle alguna fotografía… que no le gustan nada dice.
También llega Jorge, muy satisfecho pese a las molestias de la rodilla de seguir dando caña carrera tras carrera.
Y llegan más corredores, y militares, y bomberos… y nos miramos y pensamos “pues tampoco estaremos tan mal”… no seremos tan PATÉTICOS, guiño, guiño, guiño… que ya se estaba cociendo algo.
Alguna fotografía más y rápidamente nos desperdigamos que esto de correr entre semana supone que por la tarde seguro que hay trabajo y cosas que hacer.