Madrid Corre por Madrid por José Luis Búrdalo

¿Qué decir de una carrera como MADRID CORRE POR MADRID?, toda una clásica organizada por MAPOMA que congrega a multitud de corredores de todo tipo.

 

Es una de esas carreras en que, pese a haber participado en cuatro ocasiones, uno se sigue poniendo nerviosillo, ¿me notaré mejor o peor que otros años?, inevitablemente recuerdo cosas de otras ediciones, la primera vez que corrí, la incertidumbre entonces del un recorrido nuevo, la gran llegada en el interior del Retiro, familia en meta, un tiempazo alucinante (al menos para mí) de 47:57 considerando que estoy muy lejos de tener planta, estilo y capacidades atléticas, familiares en meta y haberme hecho muchísimo daño estirando… todas esas sensaciones se agolpaban tras varios años participando en la misma prueba y seguro lo seguirán haciendo en años venideros.

 

Como sucede siempre que acudo a carreras tan multitudinarias, me gusta llegar con tiempo y aparcar con tranquilidad, cambiarme y encaminarme a la línea de salida. Aparqué cerca de la zona de meta y atravesé el Retiro, alternando trote muy ligero y corto con caminata a buen ritmo, camisetas azules por todos lados, dorsales de la carrera, muchísima gente convergiendo en un único punto, calentamientos, sonrisas, saludos (algunos conocidos, a otros se lo debía), pasar junto al nutrido grupo de La Tapia enfrascados en su fotografía de grupo… en definitiva, muchísimos corredores de un deporte que, al menos en su vertiente popular, considero que es una gran fiesta en la que no hay adversarios, no hay que demostrarse mejor que otro, hay que demostrarse lo mejor posible contra uno mismo.

En cuanto a la crónica del recorrido, como decía antes, poco que decir de un recorrido más que conocido, acierto total en esta prueba la salida escalonada que permite que las calles no se emboten de corredores y haya cierta fluidez, eso en el fondo, evita problemas, evita encontronazos, pisotones, caídas, pues estas carreras tan masivas ya no son solamente los corredores que compran su dorsal y su derecho a correr en unas determinadas condiciones, son carreras en que hay muchísima gente sin dorsal que se incorporan a los cajones y en los primeros metros de carrera y eso, puede generar problemas, por lo que, sea del modo que sea, bienvenida la salida escalonada.

 

El primer kilómetro se pasa volando subiendo la pendiente suave de la Avenida de Menéndez Pelayo y su prolongación en la Calle del Príncipe de Vergara, inyección de ánimos de los chicos de Egoísmo Positivo y Forrest Gump Team que se situaban en el margen derecho y que harían la carrera juntos al final del pelotón, caras conocidas a las que tocaría animar al final de la carrera.

El segundo kilómetro por las Calles de Goya y de Serrano, llaneo con ligera pendiente descendente para afrontar, dejando la Puerta de Alcalá a la izquierda, la bajada de la Calle de Alcalá en dirección al Paseo de Recoletos, que tocaba subir hasta la Plaza de Colón para bajar de nuevo.

Nada más empezar el repecho del Paseo de Recoletos, miro de reojo los carriles de bajada y la cantidad de gente que ya está acometiendo la subida de la Gran Vía, reconozco a uno de los corredores entre todos ellos, un bestia que acabaría en poco más de 36 minutos… la cabeza de la carrera seguramente estaría cerca de alcanzar Callao, alucinante… a mí todavía me quedaba lo peor.

Y es que, con diferencia, personalmente creo que lo peor es la subida de la Calle de Alcalá y su prolongación a Gran Vía tras bajar el Paseo de Recoletos y dejar a la izquierda la Fuente de la Cibeles, subida constante, dura, sin sombra en la que conseguir algo de resuello… apretar los dientes y visualizar Callao.

En más de una ocasión he comentado que desde que corro (algo más de cuatro años) he relativizado las distancias, ando más en desplazamientos cotidianos y en un momento como el del pasado domingo, en que tienes un trecho de Gran Vía hacia arriba, uno sabe perfectamente la distancia que hay, uno sabe que se puede hacer, que lo has hecho antes, que es prácticamente un kilómetro, pero la verdad es que cuesta y te condiciona, en esa subida ya te has dejado un par de segundos por kilómetro que lastran las piernas para el resto de carrera, sucede lo mismo en la subida de la Avenida de Menéndez Pelayo en la CARRERA CORRE POR EL NIÑO, corta, muy intensa, horrorosa.

Uno de los lujos de esta carrera de Madrid corre por Madrid es atravesar la Plaza del Callao, la Calle de Preciados, Puerta del Sol y la Calle del Arenal “solo para nosotros”, gente a ambos lados animando y lugares emblemáticos de Madrid por los que pasar corriendo y así, disfrutando de una sensación única, se alcanza el sexto kilómetro para encarar las Calles de Vergara y Requena, pequeño repecho y estamos corriendo por la Calle Bailen hasta el giro a la izquierda que nos lleva a la Calle Mayor, en ese punto, no puedo evitar mirar de reojo la bajada a La Cuesta de La Vega y recordar la tremenda experiencia vivida dos semanas antes en la I CARRERA POPULAR LA PENITENCIA DE LOS AUSTRIAS.

 

Toca apretar de nuevo los dientes, la Calle Mayor pica hacia arriba, sobre todo en su mitad inicial hasta alcanzar el séptimo kilómetro, poco antes de la Calle San Cristóbal, de nuevo con perfil más o menos plano, atravesamos la Puerta del Sol, Kilómetro Cero, en dirección a la Carrera de San Jerónimo, zona en obras, se estrechaba el paso, vallas, suelo con estado irregular, giro a la izquierda (Calle de Cedaceros), giro a la derecha… de nuevo en la Calle de Alcalá, octavo kilómetro, esta vez, en el sentido agradecido de bajada que se pasa rápido y se enlaza con el Paseo del Prado, saboreando el final que se aproxima pues en el sentido de subida está el arco de meta.

El Paseo del Prado en sentido descendente hasta Atocha es prácticamente una sombra continua que se agradece, empezaba a hacer calor y de repente, a la izquierda, las asistencias sanitarias atendiendo a un corredor fundido en el suelo, me fijo que estaba consciente, se movía, pero esas cosas, quieras que no, automáticamente me ponen un pequeño freno y me hacen bajar ritmo, no hay que arriesgar, la salud lo primero, hay que llegar bien y disfrutarlo.

Giro de 180º poco antes de alcanzar la Plaza Emperador Carlos V y 500 mts de subida hasta meta (realmente casi 600 mts, es lo que tienen las carreras homologadas por la RFEA, unos metros de más) solo que en ese lateral del Paseo de Recoletos tocaba sol, pero a 500 mts de meta el sol y el plomo en las piernas es lo que menos le preocupa a uno.

Un nuevo arco de meta ganado y tras recuperar un poco el aliento, bajé andando unos 250 mts para esperar la llegada del grupo de Egoísmo Positivo – Forrest Gump Team que llegaban en un gran ambiente festivo, todos con una enorme sonrisa y a los que me incorporé esos últimos metros, en que hicieron su tradicional pasillo para que entrasen en meta unos valientes que, pese a sus limitaciones físicas, demuestran que la cabeza, la voluntad y la actitud, mueven montañas.

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