ROCHAS MOUSTACHE RUN Y POCO MÁS… por José Luis Búrdalo

INTERRUPTUS…

La crónica de hoy es corta y “dolorosa”, el domingo 18 de noviembre me las prometía muy felices, una de esas burradas o retos personales, según como se vea.

La idea era hacer “tres sectores” de carrera, hasta ahora, en un par de ocasiones he corrido dos pruebas el mismo día, correr, parar, hidratarme, desplazarme a otro sitio y volver a correr, evidentemente, en la segunda carrera uno se resiente, pero la idea era hacerlo tres veces y el plan era sencillo, en primer lugar, 5 kms de la ROCHAS MOUSTACHE RUN (aunque podría haber hecho perfectamente los 10 kms, hubiesen salido los número, me daba tiempo), cambiarme de ropa, un poco de agua y trayecto en coche hasta la zona de Torre Arias, cerca de la meta del TROFEO JOSÉ CANO, para hacer una transición de 5 kms hasta la zona de salida de la carrera y, completar la mañana con 10 kms, en total, 20 kms en tres tandas, ese era el plan.

Como ya viene siendo habitual cada domingo, tocaba madrugar para correr, a las 6:30 ya estaba en pie, preparar trastos, ducha y al coche, salí en ayunas, la noche anterior tocó cena familiar y tenía más que suficiente comida dentro, no me entraba desayuno alguno.

El año pasado ya corrí la primera edición de MOSTACHO RUN (en sábado si no recuerdo mal), prueba que discurrió por Las Tablas, hice 10 kms y, este año se ha modificado la zona de salida y meta respecto a 2017, situándose en La Ronda de la Comunicación, en la zona conocida como Distrito Telefónica, una larga avenida que me traía recuerdos de varias participaciones en las Carreras ProFuturo y ProNiño que por desgracia ya no se disputan de manera independiente y esta mismo año se han quedado reducidas a 5 kms en el Movistar Medio Maratón de Madrid.

Tenía ganas de volver a correr por esa zona, amplias avenidas y calles en las que correr cómodamente, aunque frías y carentes de público, todo lo contrario que el Trofeo José Cano (¡ay!, que ganas tenía…).

 

Cometí un primer error, aparqué muy cerca de la salida, vamos, que me bajé del coche y estaba en la misma línea y al ir completando el recorrido me di cuenta que iba a pasarlas canutas para salir de la zona en coche, pues tenía que atravesar tarde o temprano carriles por los que discurría la prueba en la segunda vuelta, pero se hacía la hora de comenzar y no había tiempo (si huecos) para cambiar el coche, así que, como iba a correr 5 kms en lugar de 10 kms, tenía cierta tranquilidad y margen.

Saludos a José Luis Priego, a Juan… como suelo decir, sospechosos habituales. Caliento bastante más de lo que suelo calentar habitualmente, hacía frío la verdad.

Pistoletazo de salida y me lo tomo con calma, llevo en la cabeza que tanto esta primera carrera como la transición posterior, debían ser tranquilas para conservar fuerzas y no desfallecer en la Avenida de Arcentales en el Trofeo José Cano, lo que supondría kilómetro 16 / 17 acumulado y punto más complicado de la carrera (repito ¡ay!, que felices me las prometía).

El primer tramo de la carrera por la Ronda de la Comunicación es ligeramente ascendente lo mismo que tras los dos primeros giros a la izquierda en la Calle Pórtico de la Gloria, hasta llegar al paso inferior bajo la M-40 en la Avenida del Camino de Santiago, primer kilómetro de ligera subida para comenzar perfil descendente por dicha avenida, de nuevo giro a la izquierda para encarar la interminable Calle de Palas de Rey hasta pasar poco más allá del kilómetro 2,5, todo bajada, calle que en las Carreras ProFuturo y ProNiño se hacía en sentido contrario y odiaba con todas mis ganas, igual de interminable, pero subiendo, sobraban los motivos para odiar.

La Calle de Palas de Rey se transforma en la Calle Portomarín, una sucesión de suaves curvas muy abiertas, primero a izquierdas, después un poquito a derechas, otro poquito a izquierdas… y así hasta volver a llegar a la Avenida del Camino de Santiago, todo subida que, sin ser pronunciada, se nota.

Arranqué en los tramos favorables con ritmos de 5:11 km/min y en los tramos desfavorables me acerqué a los 5:40 km/min, pensando siempre en conservar, que la mañana iba a ser muy larga.

Tras un pequeñísimo respiro al volver a pasar bajo la M-40, giro a la derecha y de nuevo en la Ronda de la Comunicación bordeando el Distrito Telefónica para tras un último giro a la derecha, encarar la recta de meta.

Los corredores de 10 kms se desviaban hacia la derecha hacia la Calle Puerta de Platerías y muchísimos nos encaminábamos hacia la meta que, crucé en 27:46, a la postre, puesto 145 de 943.

Recogí la medalla finisher a toda velocidad, la misma medalla que el año pasado, cambiada de color, un simpático bigotillo de goma. No me paré a saludar ni charlar con nadie, rápidamente al coche a ver como salía de allí, aunque asumía que no sería el único, además de mucha gente que sabía que iba a hacer lo mismo, o combinaciones con otras carreras (por ejemplo, la Carrera de la Diabetes), en la zona de salida no eran pocos los que tenían planes parecidos y llegar a la salida del Trofeo José Cano y es que, salida a las 11:30 es algo que te permite planear estas pequeñas locuras (¿he dicho que me las prometía muy felices?).

Me costó salir del Distrito Telefónica, acabé dando la vuelta sin poder salir pues tal como imaginé, tenía que cruzar carril de carrera y como es evidente los agentes de la Policía Municipal me lo impedían, me lo tomé con calma, del mismo modo que cuando yo estoy corriendo agradezco que hagan su trabajo y nos den tranquilidad a los corredores cortando o regulando el tráfico, me tocó esperar hasta que hubo algún hueco y fueron permitiéndonos pasar poco a poco, el problema es que suponía esperar casi al final del paquete de corredores de 10 kms que iban cerrando la prueba (por eso digo que me hubiese dado tiempo de hacer los 10 kms).

Mentalmente me puse el tope en las 10:30 para estar aparcado y empezando a subir la Calle de Alcalá, si no había aparcado a esa hora, pese a disponer de una hora hasta la salida, cambiaría el plan, aparcaría en la zona de salida y tras la carrera, volvería corriendo.

Habiendo terminado de correr a las 9:30 y estando en marcha apenas 5 minutos después, eran casi las 10 cuando por fin pude salir del Distrito Telefónica, todavía estaba dentro del margen previsto.

Llegué a la Calle de Alcalá y aparqué en la misma calle que el año pasado, en la Calle Rodríguez Ayuso, junto a la Quinta de Torre Arias, del año pasado se a ciencia cierta que desde ahí, desde la esquina con la Calle de Alcalá hasta la puerta del Centro Comercial Carrefour de la Calle Aquitania, en la zona de salida del Trofeo José Cano, son 5 kms… duros los dos primeros, subir la Calle de Alcalá con unas rampas importantes y más suaves los tres siguientes a lo largo de la Avenida de la Institución Libre de Enseñanza.

Al las 10:30 estaba en disposición de volver a correr cuando me llevé la sorpresa agradable del día, en la esquina de la Calle Rodríguez Ayudo con la Calle de Alcalá me cruzo con el mismísimo José Cano, al que reconozco por diversas fotografías, le paro, le saludo, me dice que espabile y le cuento que ya voy para allá, que subo calentando, nos despedimos y me arrepiento de no haberme hecho una fotografía con él.

Bueno, el caso es que empiezo a subir la Calle de Alcalá con tranquilidad, 6:30 min/km, me noto agarrotado, algo cansado, no hacía ni una hora que había dejado de correr y poco a poco corono la Calle del Alcalá y ya con perfil más favorable, voy acercando la media del recorrido a los 6:00 min/km, buen ritmo para calentar y llegar a la zona de salida sobre las 11:00.

Durante toda la mañana el cielo estaba cubierto, aunque no cayó una sola gota, temperatura perfecta a media mañana.

En esto que alcanzo la Plaza Alsacia, giro hacia la Calle Aquitania, miro el reloj y veo que estoy en poco más de 4,60 kms, calculo que hasta la puerta del Centro Comercial estaré completando los 5 kms, ya tengo muy cerca parar, beber agua, pasar al servicio y descansar un poco antes de la carrera, me encuentro de maravilla, motivado, fuerte y de repente un descuido, no me percato de un bordillo descolocado y tropiezo en pleno trote volando “unos metrillos”, lo suficiente para caer con las manos por delante, destrozar el reloj (casi lo que más me duele) y golpearme en rodilla izquierda, hombro y, lo más escandaloso, partirme la ceja izquierda.

INTERRUPTUS, ahí se acabó el día. Rápidamente varios corredores me echaron una mano, avisaron al Samur y precisamente en ese momento tan chungo aparece Andrés Casas al que tendría que haber saludado en la zona de salida, de pie y no sentado en la acera con la ceja abierta y sangrando… no se me ocurre otra cosa que decirle que he conocido al mismísimo José Cano (vaya tela).

Desde aquí, muchísimas gracias a esos corredores anónimos que estuvieron ahí y por supuesto a los profesionales del Samur que me remendaron, por suerte, solamente contusiones y la ceja inicialmente no precisaba sutura, solo puntos de aproximación. Cuando salí de la ambulancia apenas quedaban cinco minutos para la salida, por un momento me planteo correr y completar mi reto, pero estoy dolorido, la cabeza me palpita, el párpado hinchado, prefierí no hacer el tonto y no arriesgarme a que del esfuerzo, pueda acabar con un susto, así que, maldiciendo mi mala suerte, tomo rumbo en dirección contraria, esta vez andando, para volver al coche… el dorsal del XXIX TROFEO JOSÉ CANO se queda pendiente para correr bajo el dorsal de 2019 y poder dignificarlo, que en 2018 no se ha ganado sus kilómetros.

Ya me fastidia y mucho que en este 2018 que me he propuesto hacer al menos 50 carreras, 50 dorsales, habiéndose quedado uno pendiente en enero, el primero, por la nevada de la mañana de la Carrera de Reyes, solo en noviembre, otros dos se han quedado por el camino, vale que el Derbi de las Aficiones tras el EcoTrail Madrid, lo di por perdido con sumo gusto y, más que nada, no podía dar un paso… pero perder el domingo el Trofeo José Cano como lo perdí me fastidia bastante.

Eventos

Deja tu comentario